domingo, 18 de diciembre de 2011
Prejuicios
viernes, 9 de diciembre de 2011
Contrastes
lunes, 28 de noviembre de 2011
La frontera imaginaria
Una mujer pide limosna a la entrada de una cafetería, por Alonso Martínez. A su lado hay varias bolsas con sus pertenencias, lleva colgado un cartón con algún texto escrito sobre su desgracia y se acerca con un vaso de plástico a los clientes y transeúntes. La que debe ser la jefa sale de la cafetería y le pide que se aleje. Regatean sobre lo que puede considerarse una invasión del acceso al local: un paso más atrás, otro, de lado. La mendiga opta por sentarse contra la pared pero la otra le explica que eso también es su zona ya que invade la fachada. Se mueve con sus bolsas a una farola que hay enfrente y vuelve a su tarea. Sin embargo la jefa aún no está conforme y, marcando una línea imaginaria del vaso a la puerta, le señala el punto hasta el que puede extender el brazo con el vaso de plástico.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Pum!
En el Cash Converter un chico trata de vender un rifle de aire comprimido pero no se lo pueden comprar. Es un tipo de productos que no admite la politica de la empresa, así que solo puede vender una Dremel que lleva también. Sale otro dependiente joven, de rasgos orientales, y lo flipa con el rifle, le encanta. El compañero le dice que se lo compre de forma particular, esta muy bien de precio. Él lo sopesa, se pone a apuntar a una pared, jugando, en plan cazador o a lo Taxidriver. Entra el jefe, le ve y le regaña: “por favor, que aquí hay gente”. El chico solo apuntaba a una pared pero baja el rifle y la cabeza inmediatamente. Eso sí, en cuanto el jefe se da la vuelta le apunta y dice “pum” muy bajito, sonríe y devuelve el rifle al dueño.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
La risa
Esto fue en Arco. Llamaba la atención un matrimonio de unos 40 que empujaba la silla-cama de ruedas de su hijo, con una parálisis física grave y el cuerpo atrofiado, de unos 12-14 años. Se pararon en varios stands y charlaban con los galeristas. Al padre le gustó mucho una muñeca de cerámica rollo japo o super Nena que costaba solo 1000 euros. Al hijo se le abría la boca involuntariamente y tenía que llevar babero. Cuando estaban mirando unos libros de arte vi que otra niña iba con ellos, tendría unos 7 años. La hermana jugaba a soplar al chico en la cara, los brazos, la tripa y él se reía. Repitieron el juego varias veces, cómplices. Y, además, gracias a la risa cerraba la boca y no babeaba en un buen rato.
viernes, 11 de noviembre de 2011
El cumpleaños feliz
En la terraza de enfrente del bar Hawai hay una pareja sentada. Él no para de hablar por teléfono y ella está cabreada, impaciente por irse. Él felicita a voces a un amigo: "lo que te tienen que regalar es condones, macho, condones". Y se ríe y bebe y le hace un gesto a la mujer de que se calme. Ella se pone de pie de muy malas formas, zarandea la silla para hacer ruido a propósito. Él continúa sugiriendo regalos: "te llevo de putas aunque sea, cabrón, que a ver ¿cúanto llevas sin mojar, cabrón?". Tras unas risotadas más, cuelga. Inmediatamente cambia el gesto, mira a la mujer muy serio y se van en silencio.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Vivan Li
En la TV: La señora que es la mas fan de “Vivian Li”, la protagonista de Lo Que El Viento Se Llevó. Tiene una casa museo dedicada a ella con un montón de objetos de la actriz: la taza donde bebía en los descansos de rodaje, un camisòn quemado, unos zapatos que antes se ponía pero ya no y hasta una foto dedicada de la dobladora española. Sabe todo sobre ella y la película y presume de que conoció a la propia “Vivian Li” una vez que fue verla a Londres. Logró que se la presentaran y le explicó su admiración, pero Vivian no sabía español y claro, ella inglés muy poco, así que cuando la actriz le contestó solo pudo decirle que le hablara very slow, aún así no entendió nada pero fue el momento más emocionante de su vida.
jueves, 3 de noviembre de 2011
El maltratador
En la calle Atocha a la altura de Anton Martin hay un hombre, con una camiseta de futbol de Argentina, que habla con una enfermera del Samur en la puerta de la ambulancia y dice: "no abran, por favor no la abran que vuelvo a darle, que no salga por favor".
jueves, 27 de octubre de 2011
Memoria
viernes, 21 de octubre de 2011
Fans
Christina Rosenvinge trata de parar un taxi por la noche en la calle Bailén. Una chicas la miran con curiosidad, murmuran entre ellas. Al final una se acerca y le dice: “Es que estábamos ahí mi amiga y yo y...¿Tú eres Christina?”. “Sí”. La chica, muy emocionada, se lanza a hablar: “Quería decirte que tu grupo es uno de los pocos de este pais que hace buena música. Bueno, también está Marlango. Yo he ido a un montón de concierto de Marlango. De tu música he escuchado menos, porque yo no viví la movida, nací en el ´82. Bueno, y Alaska. Alaska también es de las pocas que hace buena música. ¿Tú sigues haciendo música?”. “Sí”. “¿Vas a sacar algún disco ahora?”.“Acabo de sacar uno”. Por fin un taxi para y la chica se despide dándole las gracias. La otra amiga no se ha acercado, seguramente ella sí sabe quién es Christina.
miércoles, 19 de octubre de 2011
Trabalenguas in vitro
jueves, 13 de octubre de 2011
En Octubre
En el teatro Lara, antes de que comience la función dos chicas hablan: “¿Y dónde has estado metida, tía?" “Pues es que he estado mala, me descubrieron un tumorcito, pero vamos, que no será nada. Me han dicho en la Seguridad Social que no tiene porqué ser malo. Me han dado cita para abril para que me lo miren y ahí ya ven”.
lunes, 10 de octubre de 2011
Azules
Veo pasar a un hombre vestido con el uniforme azul de Renfe que lleva de la mano a su hijo con el uniforme azul del colegio y parece que son iguales pero en tallas diferentes.
martes, 4 de octubre de 2011
Salir del armario
En la frutería de Gerindote varias señoras esperan turno y cacarean chanzas. Una se fija en otra a la que no había visto hasta ese momento:
SEÑORA 1: Huy, ¿y tú de dónde has salido?
SEÑORA 2: ¿Yo? Del armario.
SEÑORA 1: ¿Del armario? Huy, jajaja
SEÑORA 2: A ver, todo sera probar.
SEÑORA 1: ¿Tú y yo? Huy, no lo veo.
SEÑORA 2: Pues a ver, si hay tantos no sera tan malo.
SEÑORA 1: Bueno si te toca, qué se le va a hacer, pero yo no lo quiero.
SEÑORA 2: A ver, mujer, hay cosas peores.
SEÑORA 1: Eso sí, hay cosas peores, pero yo no lo quiero.
sábado, 1 de octubre de 2011
Michael
El hombre que imitaba a Michael Jackson sigue vivo. Yo le ví durante muchos años en Preciados, Plaza de España, en el Retiro. Llevaba un look "Black or white” o “Bad”, no me lo sé muy bien: con pantalones, chaquetilla y zapatos negros y camisa, guantes y cara blancos. Bailaba con un radiocasette imitando los movimientos robóticos y obscenos del Rey del Pop en aquellas épocas. No estaba muy conseguido pero llamaba la atención porque el hombre se lo tomaba en serio y le echaban monedas. El otro día estaba entre las mesas del 100 montaditos de la Plaza de Santa Ana. Parecía un señor normal y corriente, con cara de fontanero extremeño y un poco gordo. No iba disfrazado, vestía un polo verde y vaqueros, tampoco llevaba música pero se puso a bailar, así a bocajarro. Su Michael Jackson de ahora se movía entre el Aurresku vasco y un desfile militar, miraba a las mesas en busca de los donativos pero se le notaba nervioso y despistado. Un camarero le llamaba de aquí y de allá para avisarle de quién quería darle dinero: “Michael, Michael, aquí”. Le pregunté como se llamaba en realidad y me dijo ofendido: “¿Yo? Michael” y luego se fue de allí como si fuera un traseúnte más.
martes, 27 de septiembre de 2011
Menú del día
Hay un tipo comiendo el menú del día en el bar “La Luna”. Habla con una mujer que tiene enfrente, arrastra tanto las consonantes que casi ni las pronuncia, no se le entiende una frase completa. La mujer es una tía muy muy fea, con pinta de chabolista o de La Celsa, pero puede que sea su gestora. Él es fuerte y rudo, se parece a Ed Harris, tiene unos brazos enormes que no son de gimnasio y su tono es déspota y autoritario; por lo poco que descifro tiene gente a su cargo y sabe quien hace bien o mal las cosas y lo qué merecen estos últimos. Es un taller, una fábrica de algo, un muelle de carga y descarga, no sé.
La cocinera sale y les retira los platos, pone el segundo, tira dos cañas, las sirve. Ni la miran mientras despotrican, hablan y beben con la boca llena. Luego pone dos platos de macarrones en la barra del bar, abre un sobre de queso del Eroski y se lo echa a uno de ellos.
Justo en ese momento, entran unas niñas con uniforme de colegio y se sientan a comer en la misma mesa que Edharris. La cocinera le pone los macarrones en la mesa, en el momento exacto, como si fueran parte de una cadena de montaje: es la madre de las niñas y la esposa del hombre bruto.
Algo murmura la niña del plato con queso que provoca la ira del padre: “cuando te digo no es no, y no vuelves a preguntar, ¿entiendes? Que se te meta en la mollera (la señala): no, es no. Si preguntas algo y te digo no y vuelves a preguntar, todo lo que pidas ese día ya es no, sin saber siquiera lo que es. ¿Te queda claro?”. Lo dice muy enfadado pero no a gritos, con el tono de los oficiales del ejército explicando cómo llevar las botas impecables so pena de calabozo. La niña baja la cabeza al plato y, temerosa, coge con la mano una brizna de queso. La cocinera/madre pasa por su lado y la besa fugazmente en la cabeza, es un gesto de cariño tan veloz como el de un mago y pasa desapercibido a los ojos desdeñosos del padre, que sólo mira como su mujer le tira la siguiente caña.
sábado, 24 de septiembre de 2011
La señora Carmen
En realidad yo no conocía a la señora Carmen, pero ahora que se ha muerto creo que la voy a echar de menos. La veía a diario, solía llevar moño y delantal. Se ponía en la esquina de Espíritu Santo con Corredera y vendía cupones para el sorteo de las cosas que había en su mesa plegable. Casi siempre eran botellas de aceite de oliva, a veces sábanas o toallas, algún electrodoméstico pequeño...
En el altar improvisado que le hicieron los vecinos del barrio había una nota en la que ponía: "Yo no te digo que toque, pero puede tocar". Seguramente eso es lo que decía siempre la señora Carmen.
Yo solo recuerdo que en el puesto tenía una bolsa de chuches para perros y cuando yo paseaba a Pablo ella le saludaba, le hacía un poco de feria y le regalaba un palito que él nunca se comía; de hecho el perro pasaba bastante del regalo, pero ella se lo daba igual. A mi me daba un poco de apuro y alguna vez pensé que, en compensación, debía comprarle algun décimo de esos suyos, pero no me atreví. Sentía que había que ser "muy del barrio de toda la vida" para pertenecer a la lotería de la señora Carmen y que no iba a saber hacerlo con naturalidad.
El caso es que ahora paso por esa esquina y será siempre la esquina de la señora Carmen. Me acordaré de las golosinas de perro y me vendrá a la cabeza una enseñanza que ella nunca me dió para que ahora yo sé: "no te digo que se las vaya a comer, pero puede comérselas".
jueves, 22 de septiembre de 2011
El looser
Uno que va a fiestas de lesbianas con una amiga. Cuando su amiga se va al baño se queda ahí, bailando solo pero dándolo todo, como diciendo “estoy aquí porque realmente me mola la música no porque sea un looser mas solo que la una que sale con bolleras".
lunes, 19 de septiembre de 2011
Ligones
sábado, 17 de septiembre de 2011
La hipocresía
martes, 13 de septiembre de 2011
Suerte
lunes, 12 de septiembre de 2011
Loteria
jueves, 8 de septiembre de 2011
El romero
martes, 6 de septiembre de 2011
La escritora
viernes, 2 de septiembre de 2011
Polvo será, más polvo enamorado
jueves, 1 de septiembre de 2011
A las diez de la mañana
miércoles, 31 de agosto de 2011
Los vapores
lunes, 29 de agosto de 2011
¿La calle Barco?
domingo, 28 de agosto de 2011
Francesco Sabatini
Entre los carteles, aparece una señora con su hijo con síndrome Down. Qué casualidad. El hijo es bastante mayor, nada que ver con los de las fotos. Lleva ropa de adulto pero elegida para que mantenga cierto aire infantil, como de marinero. Enreda con una riñonera que lleva colgada al cuello. Se paran frente a un edificio y la madre le lee en voz alta la placa conmemorativa sobre no se cual arquitecto que nació y creció allí. Los cristales de las fotos les reflejan creando un curioso efecto de Mundo Down, pero ellos no hacen caso, los dejan atrás y siguen con su paseo, a la caza de otra historia.
jueves, 25 de agosto de 2011
El gintonic perfecto
Entonces aparece por allí un señor mendigo, con todos los atributos que caracterizan a su personaje: ropa sucia que le queda grande, barba de cuatro días, piel cuarteada y mugrienta. Se sienta en una mesa libre. El camarero se acerca titubeando, mira a su alrededor: no sabe si atenderle, echarle o llamar al encargado, pero antes de que se decida el mendigo pide con toda naturalidad un gintonic. Le pregunta que qué ginebra prefiere. El mendigo no entiende a qué se refiere así que le recita una lista de marcas. "Bombay", decide satisfecho y espera a que se la traigan sin mirar a nadie. Parece que no es consciente de la curiosidad que provoca. Detrás de los ojos está viendo una imagen alegre, le brillan oscuros y vidriosos.
Le traen su ginebra en copa grande y con mucho hielo. "Ocho euros", le dice el camarero mientras le termina de servir la tónica. El hombre saca un monedero de piel viejo-viejísimo y lo vierte sobre la mesa. Cuenta las monedas una a una hasta llegar al importe en cuestión, muy orgulloso. El camarero las recoge y cuando ya se retira el mendigo le pregunta si tienen latas de cerveza para llevar. Evidentemente no. El señor se decepciona un poco pero se bebe su gintonic premium tranquilamente, sosegado, feliz, como el que celebra un trabajo bien hecho.