domingo, 18 de diciembre de 2011

Prejuicios

Una chica joven baja por Valverde paseando a dos perrros de raza Pitbull. Una señora que sube y la ve se apresura a coger en brazos al suyo, uno muy pequeño, mestizo con algo de Grifón. Al pasar por su lado, la chica le dice: "no se preocupe, son tranquilos", a lo que la señora contesta: "si es por ellos, para que no les haga daño"

viernes, 9 de diciembre de 2011

Contrastes

En la calle Pez hay un estudio de Danza en un entresuelo. Está a pie de calle y pueden verse algunas clases desde fuera. Un chaval negro, con pinta de hiphopero, rebusca en un contenedor de papel cercano hasta que encuentra un cartón suficientemente duro, lo pone en un bolardo frente a las ventanas y se sienta extasiado a mirar a las bailarinas. Fuera es de noche y apenas hay movimiento de gente, ellas van vestidas de blanco y giran y giran sin parar.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La frontera imaginaria

Una mujer pide limosna a la entrada de una cafetería, por Alonso Martínez. A su lado hay varias bolsas con sus pertenencias, lleva colgado un cartón con algún texto escrito sobre su desgracia y se acerca con un vaso de plástico a los clientes y transeúntes. La que debe ser la jefa sale de la cafetería y le pide que se aleje. Regatean sobre lo que puede considerarse una invasión del acceso al local: un paso más atrás, otro, de lado. La mendiga opta por sentarse contra la pared pero la otra le explica que eso también es su zona ya que invade la fachada. Se mueve con sus bolsas a una farola que hay enfrente y vuelve a su tarea. Sin embargo la jefa aún no está conforme y, marcando una línea imaginaria del vaso a la puerta, le señala el punto hasta el que puede extender el brazo con el vaso de plástico.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Pum!

En el Cash Converter un chico trata de vender un rifle de aire comprimido pero no se lo pueden comprar. Es un tipo de productos que no admite la politica de la empresa, así que solo puede vender una Dremel que lleva también. Sale otro dependiente joven, de rasgos orientales, y lo flipa con el rifle, le encanta. El compañero le dice que se lo compre de forma particular, esta muy bien de precio. Él lo sopesa, se pone a apuntar a una pared, jugando, en plan cazador o a lo Taxidriver. Entra el jefe, le ve y le regaña: “por favor, que aquí hay gente”. El chico solo apuntaba a una pared pero baja el rifle y la cabeza inmediatamente. Eso sí, en cuanto el jefe se da la vuelta le apunta y dice “pum” muy bajito, sonríe y devuelve el rifle al dueño.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La risa

Esto fue en Arco. Llamaba la atención un matrimonio de unos 40 que empujaba la silla-cama de ruedas de su hijo, con una parálisis física grave y el cuerpo atrofiado, de unos 12-14 años. Se pararon en varios stands y charlaban con los galeristas. Al padre le gustó mucho una muñeca de cerámica rollo japo o super Nena que costaba solo 1000 euros. Al hijo se le abría la boca involuntariamente y tenía que llevar babero. Cuando estaban mirando unos libros de arte vi que otra niña iba con ellos, tendría unos 7 años. La hermana jugaba a soplar al chico en la cara, los brazos, la tripa y él se reía. Repitieron el juego varias veces, cómplices. Y, además, gracias a la risa cerraba la boca y no babeaba en un buen rato.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El cumpleaños feliz

En la terraza de enfrente del bar Hawai hay una pareja sentada. Él no para de hablar por teléfono y ella está cabreada, impaciente por irse. Él felicita a voces a un amigo: "lo que te tienen que regalar es condones, macho, condones". Y se ríe y bebe y le hace un gesto a la mujer de que se calme. Ella se pone de pie de muy malas formas, zarandea la silla para hacer ruido a propósito. Él continúa sugiriendo regalos: "te llevo de putas aunque sea, cabrón, que a ver ¿cúanto llevas sin mojar, cabrón?". Tras unas risotadas más, cuelga. Inmediatamente cambia el gesto, mira a la mujer muy serio y se van en silencio.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Vivan Li

En la TV: La señora que es la mas fan de “Vivian Li”, la protagonista de Lo Que El Viento Se Llevó. Tiene una casa museo dedicada a ella con un montón de objetos de la actriz: la taza donde bebía en los descansos de rodaje, un camisòn quemado, unos zapatos que antes se ponía pero ya no y hasta una foto dedicada de la dobladora española. Sabe todo sobre ella y la película y presume de que conoció a la propia “Vivian Li” una vez que fue verla a Londres. Logró que se la presentaran y le explicó su admiración, pero Vivian no sabía español y claro, ella inglés muy poco, así que cuando la actriz le contestó solo pudo decirle que le hablara very slow, aún así no entendió nada pero fue el momento más emocionante de su vida.

jueves, 3 de noviembre de 2011

El maltratador

En la calle Atocha a la altura de Anton Martin hay un hombre, con una camiseta de futbol de Argentina, que habla con una enfermera del Samur en la puerta de la ambulancia y dice: "no abran, por favor no la abran que vuelvo a darle, que no salga por favor".

jueves, 27 de octubre de 2011

Memoria

En la pescadería del mercado de Barceló dos señoras se encuentran, hace tiempo que no se ven porque les han quitado las clases de "memoria" y a la de "mantenimiento" van días distintos. Una, más pizpireta, aconseja a la otra que no deje de ejercitarse, ella viene del Retiro y ahora, cuando haga la compra, se va a comer para que le de tiempo a ver tranquilamente "Saber y Ganar": ha descubierto que le ayuda con la memoria. La otra no está muy convencida aunque se acuerda de "Cifras y Letras" que le gustaba a ella mucho. Su amiga le insiste: "no me sé nunca ninguna respuesta, pero te digo yo que para la cabeza es muy bueno y a estas edades hay que buscarse lo que sea para que no se nos vaya".

viernes, 21 de octubre de 2011

Fans

Ilustración de Lidia Toga

Christina Rosenvinge trata de parar un taxi por la noche en la calle Bailén. Una chicas la miran con curiosidad, murmuran entre ellas. Al final una se acerca y le dice: “Es que estábamos ahí mi amiga y yo y...¿Tú eres Christina?”. “Sí”. La chica, muy emocionada, se lanza a hablar: “Quería decirte que tu grupo es uno de los pocos de este pais que hace buena música. Bueno, también está Marlango. Yo he ido a un montón de concierto de Marlango. De tu música he escuchado menos, porque yo no viví la movida, nací en el ´82. Bueno, y Alaska. Alaska también es de las pocas que hace buena música. ¿Tú sigues haciendo música?”. “Sí”. “¿Vas a sacar algún disco ahora?”.“Acabo de sacar uno”. Por fin un taxi para y la chica se despide dándole las gracias. La otra amiga no se ha acercado, seguramente ella sí sabe quién es Christina.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Trabalenguas in vitro

En una tienda de chucherías de Majadahonda esperaban turno tres madres con tres trillizos cada una.

jueves, 13 de octubre de 2011

En Octubre

En el teatro Lara, antes de que comience la función dos chicas hablan: “¿Y dónde has estado metida, tía?" “Pues es que he estado mala, me descubrieron un tumorcito, pero vamos, que no será nada. Me han dicho en la Seguridad Social que no tiene porqué ser malo. Me han dado cita para abril para que me lo miren y ahí ya ven”.

lunes, 10 de octubre de 2011

Azules

Veo pasar a un hombre vestido con el uniforme azul de Renfe que lleva de la mano a su hijo con el uniforme azul del colegio y parece que son iguales pero en tallas diferentes.

martes, 4 de octubre de 2011

Salir del armario

En la frutería de Gerindote varias señoras esperan turno y cacarean chanzas. Una se fija en otra a la que no había visto hasta ese momento:

SEÑORA 1: Huy, ¿y tú de dónde has salido?
SEÑORA 2: ¿Yo? Del armario.
SEÑORA 1: ¿Del armario? Huy, jajaja
SEÑORA 2: A ver, todo sera probar.
SEÑORA 1: ¿Tú y yo? Huy, no lo veo.
SEÑORA 2: Pues a ver, si hay tantos no sera tan malo.
SEÑORA 1: Bueno si te toca, qué se le va a hacer, pero yo no lo quiero.
SEÑORA 2: A ver, mujer, hay cosas peores.
SEÑORA 1: Eso sí, hay cosas peores, pero yo no lo quiero.

sábado, 1 de octubre de 2011

Michael

El hombre que imitaba a Michael Jackson sigue vivo. Yo le ví durante muchos años en Preciados, Plaza de España, en el Retiro. Llevaba un look "Black or white” o “Bad”, no me lo sé muy bien: con pantalones, chaquetilla y zapatos negros y camisa, guantes y cara blancos. Bailaba con un radiocasette imitando los movimientos robóticos y obscenos del Rey del Pop en aquellas épocas. No estaba muy conseguido pero llamaba la atención porque el hombre se lo tomaba en serio y le echaban monedas. El otro día estaba entre las mesas del 100 montaditos de la Plaza de Santa Ana. Parecía un señor normal y corriente, con cara de fontanero extremeño y un poco gordo. No iba disfrazado, vestía un polo verde y vaqueros, tampoco llevaba música pero se puso a bailar, así a bocajarro. Su Michael Jackson de ahora se movía entre el Aurresku vasco y un desfile militar, miraba a las mesas en busca de los donativos pero se le notaba nervioso y despistado. Un camarero le llamaba de aquí y de allá para avisarle de quién quería darle dinero: “Michael, Michael, aquí”. Le pregunté como se llamaba en realidad y me dijo ofendido: “¿Yo? Michael” y luego se fue de allí como si fuera un traseúnte más.

martes, 27 de septiembre de 2011

Menú del día

Hay un tipo comiendo el menú del día en el bar “La Luna”. Habla con una mujer que tiene enfrente, arrastra tanto las consonantes que casi ni las pronuncia, no se le entiende una frase completa. La mujer es una tía muy muy fea, con pinta de chabolista o de La Celsa, pero puede que sea su gestora. Él es fuerte y rudo, se parece a Ed Harris, tiene unos brazos enormes que no son de gimnasio y su tono es déspota y autoritario; por lo poco que descifro tiene gente a su cargo y sabe quien hace bien o mal las cosas y lo qué merecen estos últimos. Es un taller, una fábrica de algo, un muelle de carga y descarga, no sé.

La cocinera sale y les retira los platos, pone el segundo, tira dos cañas, las sirve. Ni la miran mientras despotrican, hablan y beben con la boca llena. Luego pone dos platos de macarrones en la barra del bar, abre un sobre de queso del Eroski y se lo echa a uno de ellos.

Justo en ese momento, entran unas niñas con uniforme de colegio y se sientan a comer en la misma mesa que Edharris. La cocinera le pone los macarrones en la mesa, en el momento exacto, como si fueran parte de una cadena de montaje: es la madre de las niñas y la esposa del hombre bruto.

Algo murmura la niña del plato con queso que provoca la ira del padre: “cuando te digo no es no, y no vuelves a preguntar, ¿entiendes? Que se te meta en la mollera (la señala): no, es no. Si preguntas algo y te digo no y vuelves a preguntar, todo lo que pidas ese día ya es no, sin saber siquiera lo que es. ¿Te queda claro?”. Lo dice muy enfadado pero no a gritos, con el tono de los oficiales del ejército explicando cómo llevar las botas impecables so pena de calabozo. La niña baja la cabeza al plato y, temerosa, coge con la mano una brizna de queso. La cocinera/madre pasa por su lado y la besa fugazmente en la cabeza, es un gesto de cariño tan veloz como el de un mago y pasa desapercibido a los ojos desdeñosos del padre, que sólo mira como su mujer le tira la siguiente caña.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La señora Carmen

Espíritu Santo con Corredera Alta de San Pablo

En realidad yo no conocía a la señora Carmen, pero ahora que se ha muerto creo que la voy a echar de menos. La veía a diario, solía llevar moño y delantal. Se ponía en la esquina de Espíritu Santo con Corredera y vendía cupones para el sorteo de las cosas que había en su mesa plegable. Casi siempre eran botellas de aceite de oliva, a veces sábanas o toallas, algún electrodoméstico pequeño...
En el altar improvisado que le hicieron los vecinos del barrio había una nota en la que ponía: "Yo no te digo que toque, pero puede tocar". Seguramente eso es lo que decía siempre la señora Carmen.
Yo solo recuerdo que en el puesto tenía una bolsa de chuches para perros y cuando yo paseaba a Pablo ella le saludaba, le hacía un poco de feria y le regalaba un palito que él nunca se comía; de hecho el perro pasaba bastante del regalo, pero ella se lo daba igual. A mi me daba un poco de apuro y alguna vez pensé que, en compensación, debía comprarle algun décimo de esos suyos, pero no me atreví. Sentía que había que ser "muy del barrio de toda la vida" para pertenecer a la lotería de la señora Carmen y que no iba a saber hacerlo con naturalidad.
El caso es que ahora paso por esa esquina y será siempre la esquina de la señora Carmen. Me acordaré de las golosinas de perro y me vendrá a la cabeza una enseñanza que ella nunca me dió para que ahora yo sé: "no te digo que se las vaya a comer, pero puede comérselas".

jueves, 22 de septiembre de 2011

El looser

Ilustración de Olga de Dios

Uno que va a fiestas de lesbianas con una amiga. Cuando su amiga se va al baño se queda ahí, bailando solo pero dándolo todo, como diciendo “estoy aquí porque realmente me mola la música no porque sea un looser mas solo que la una que sale con bolleras".

Un señor en la carnicería del Rotterdam

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ligones

Un camarero que trabaja por el barrio, imita impunemente el look de Fito Fitipaldi. Está en una terraza un lunes por la mañana pidiendo güisqui con naranja natural. Empieza a hablar con unas chicas de otra mesa, son actrices, le cuentan. Llega un amigo del Fitipaldi que vuelve del baño y se une a la conversación. Sin preámbulos y sin motivo reflexionan sobre el sexo y la ternura, la vuelta a la moda de las medias de encaje y la vida en Berlín y en Ibiza. Coquetean. Ellas han ido de compras y ahora están desayunando, ellos confiesan que están de reenganche. Fitipaldi les cuenta que se quedó a puerta cerrada en el bar y tras tomarse dos piscos por ahí, ha decidido venirse a que le de el sol, porque es su día libre. Presume de la vida y glorias del camarero y les invita a tomar algo en “su” bar, que ya habrá abierto de nuevo. Sólo en este rato se ha pimplado cuatro cervezas, ellas un café. Ahora las chicas tienen un poco de miedo y asco por el tipo que han conocido tan espontáneamente. Una habla de un amigo suyo alcoholizado. El dice “lets go”. Se levantan todos para ir a “su” bar. Las chicas echan a andar delante y bromean incómodas: “a ver si te vamos a dar esquinazo”. Él les mira el culo descaradamente, sonríe a una cámara imaginaria y va detrás.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La hipocresía

Marco Aldany, cabina de estética. La que me depila habla con otra alumna que está por allí sentada de una discusión que ha habido en la escuela. Por lo visto una alumna negra y una profesora se han faltado al respeto. La otra no sabía nada, pero la mía le cuenta que la alumna negra es la culpable, se merece lo que le han hecho y aunque no se la puede echar según su opinión no merece estar ahí. Despellejan a la compañera un buen rato sin ningún pudor. Sin embargo, cuando salimos y esta chica me acompaña a la caja de recepción, veo que le toca el hombro, cómplice, a una chica negra que practica con un maniquí. Le sonríe y le murmura unas palabras de apoyo, comprensión, de indignación compartida.

martes, 13 de septiembre de 2011

Suerte

Entrevistan a una mujer en la tele tras la noticia de que alguien ha muerto al caer desde un quinto piso. La mujer es vecina del edificio y declara que si hubiera estado en su balcón le hubiera caído encima a ella.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Loteria

Una vendedora de cupones con pinta de haber tenido muy mala vida. Tiene una parálisis en medio cuerpo y camina con dificultad. Yo imagino que es de un ictus por la droga o de un accidente de coche, seguro que por la droga también. Por alguna extraña razón le guiño un ojo, en plan cómplice, como si su situación me pareciera lo más.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El romero

Primero pasa él hablando por teléfono con tono amenazante, dice "muchas gracias por todo" y "no volverte a ver en mi puta vida". Es un chaval de unos 20 años, alto, bastante mono. A la media hora llega ella, menuda, con una larga melena con la que se tapa la cara. Él no para de repetirle, como si fuera un insulto: "venga, dímelo, dime lo que quiero oir". Ella llora. - No puedo más. - El qué no puedes, vamos a ver. - ¿Qué pasa cuando una ya ha hecho todo lo que podía? - Pues que no lo ha hecho, que no ha sido capaz, que no lo ha hecho. Así que venga, dímelo, dímelo para que me vaya a gusto. - No aguanto más, por favor. - ¿Aguantar? Si estás todo el puto día llorando. Qué vas a aguantar, eres tú quien me arrastras para darme el doble de dolor. ¿Para qué me llamas si luego no tienes huevos para decirlo? ¿Verdad? Si tienes huevos para llamar, dilo. No te voy a insultar, ni te voy a hacer tanto daño que dices que te hago. Dilo y punto. Y yo me voy tan tranquilito y así te olvido. Que no me va a costar tanto como yo pensaba. Dilo y no me vuelves a ver el pelo. Vamos, dilo que me vaya tranquilo. - Te da igual todo, yo te quiero pero- - Pero qué. Si fuera verdad segurias luchando y harías todo lo que fuera y más. - Todo lo interpretas mal, interpretas mal eso y muchas otras cosas. - Pues interpreto lo que veo y lo que siento. Punto pelota. No hay más. Eres tú la que siempre está de mal rollo. - Nos estamos destrozando, solo hay dolor y dolor. - Pues por eso, venga, dímelo, ten huevos. A mi me da igual, te lo juro, me da exactamente igual ya todo. - No quiero más daño. - Pues vamos, dímelo, cobarde, haz algo por una puta vez en tu vida. Ni eso eres capaz ¿verdad? Pues ya me voy yo. Pero te juro que no me vas a volver a ver en la vida. No me llames, no me sigas, nada. No quiero saber nada de ti en la puta vida ¿me oyes? Él hace una amago de irse, ella solloza amargamente: - Ahora parece que me odias. - Porque todo lo que has hecho lo vas a recibir por otra parte. - ¿Lo ves? Eres tú el que me odia. - Si tanto te odiara ni había venido a ver que eres una mierda que no tiene ni el valor de dejarme. Termino de podar la planta de romero, está seca y un montón de ramitas han caído a la calle. Me jode que algún día esos chicos piensen que el odio huele a romero.

martes, 6 de septiembre de 2011

La escritora

En el videoclub, una chica con sombrero y un cuaderno. En la portada ha pegado una foto de revista de cine y en el interior hay apuntes desordenados, con letra desvaída y rodeados de nubes, circulos concéntricos o símbolos hechos con el boli de diez colores. Lo abre y lo cierra todo el rato sin venir a cuento, no consulta ni escribe nada, es para que el resto de clientes nos percatemos de sus aptitudes bohemias.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Polvo será, más polvo enamorado

A la salida del mercado hay una pareja de ancianos a cada cual mas doblado. La mujer trata de ayudar a su marido que lleva un cajón de higos. El hombre, muy digno pero cariñoso, la aparta con fuerza y además le coge a ella la bolsa de fruta que lleva. Va arringado, pero es un caballero hasta el final.

jueves, 1 de septiembre de 2011

A las diez de la mañana

A las 10,00 de la mañana, en el Lolina, un tio le cuenta a otro: "es que estoy ansioso, tio, porque estoy sin beber y todo eso y me pongo ansioso. Me pongo ciego de Cocacolas y mierdas de esas, pero da igual. Encima ahora como tengo tanto tiempo libre quedo con toda la gente y fijate, a las seis y media me he levantado, ahora he quedado contigo y, claro, ya estoy como loco".

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los vapores

Toñi, la peluquera, peina a la abuela de Lidia en su casa del pueblo. La abuela se queja porque le caen churretomes del tinte por la cara y y pide otra toalla, pero Toñi le quita importancia, dice que no hay churretón ninguno, "son los vapores". La abuela insiste y acaba por ponerse farruca, pero como es mayor y a veces se le va un poco la cabeza la Toñi se justifica con que “le ha dado el pronto, ¿verdad señora Pilar? ¿A que ya se le ha pasado? Claro, son los vapores". Dice la misma frase varias veces y luego cuenta su teoría: "Es que esto son personas mayores, hay que hablarles mucho: ¿verdad, señora Pilar? Es como a los niños, pa' que vean que les haces caso. Lo que pasa es que a los niños se les da un azote y a ellos no". Luego le pide a la abuela que cierre los ojos, que es el vaho, que estará mas tranquila. La señora Pilar le hace caso y deja de protestar, pero tiene unos buenos churretones de tinte por la cara.

lunes, 29 de agosto de 2011

¿La calle Barco?

Va sola y borracha a las tres de la mañana. Por eso silba como si estuviera en un prado verde y da patadas a una lata de cerveza sorteando a un rival imaginario. Me mira y se acerca a preguntarme por una calle que sabe perfectamente donde está.

domingo, 28 de agosto de 2011

Francesco Sabatini

En la plaza de la Independencia hay una campaña de concienciación sobre el síndrome Down. Han instalado en la acera paneles con fotografías de niños y mensajes optimistas. Primeros planos con fondo blanco y textos alegres sobre sus cualidades, el futuro, la familia.
Entre los carteles, aparece una señora con su hijo con síndrome Down. Qué casualidad. El hijo es bastante mayor, nada que ver con los de las fotos. Lleva ropa de adulto pero elegida para que mantenga cierto aire infantil, como de marinero. Enreda con una riñonera que lleva colgada al cuello. Se paran frente a un edificio y la madre le lee en voz alta la placa conmemorativa sobre no se cual arquitecto que nació y creció allí. Los cristales de las fotos les reflejan creando un curioso efecto de Mundo Down, pero ellos no hacen caso, los dejan atrás y siguen con su paseo, a la caza de otra historia.

jueves, 25 de agosto de 2011

El gintonic perfecto

Noche de verano en un restaurante pijo. Los camareros explican los platos como si fueran físicos nucleares ante el descubrimiento de una nueva fórmula. La clientela luce ese moreno, dorado, de buena calidad, que dan las cremas caras y las temporadas en la montaña. Las cenas terminan y dan paso a arquitecturas minimalistas de dulces y cócteles con pepino.
Entonces aparece por allí un señor mendigo, con todos los atributos que caracterizan a su personaje: ropa sucia que le queda grande, barba de cuatro días, piel cuarteada y mugrienta. Se sienta en una mesa libre. El camarero se acerca titubeando, mira a su alrededor: no sabe si atenderle, echarle o llamar al encargado, pero antes de que se decida el mendigo pide con toda naturalidad un gintonic. Le pregunta que qué ginebra prefiere. El mendigo no entiende a qué se refiere así que le recita una lista de marcas. "Bombay", decide satisfecho y espera a que se la traigan sin mirar a nadie. Parece que no es consciente de la curiosidad que provoca. Detrás de los ojos está viendo una imagen alegre, le brillan oscuros y vidriosos.
Le traen su ginebra en copa grande y con mucho hielo. "Ocho euros", le dice el camarero mientras le termina de servir la tónica. El hombre saca un monedero de piel viejo-viejísimo y lo vierte sobre la mesa. Cuenta las monedas una a una hasta llegar al importe en cuestión, muy orgulloso. El camarero las recoge y cuando ya se retira el mendigo le pregunta si tienen latas de cerveza para llevar. Evidentemente no. El señor se decepciona un poco pero se bebe su gintonic premium tranquilamente, sosegado, feliz, como el que celebra un trabajo bien hecho.

martes, 23 de agosto de 2011

En Loreto y Chicote

En Loreto y Chicote una prostituta negocia con un posible cliente, un chico joven. Él no está convencido y se aparta como para irse pero ella le sujeta suavemente el brazo y le dice: "eres guapo". El chico le pone algún pero y ella insiste: "tú me gustas de verdad". Entonces se da la vuelta y echa a andar muy despacio, tímida y coqueta. Él duda unos instantes y va tras ella.

lunes, 22 de agosto de 2011

La anciana a la que todo el mundo quiere

Es una anciana de piel blanquisima y arrugada, con los ojos azules y limpios, casi transparentes. Tiene la mirada un poco perdida, como de "qué iba a hacer yo ahora". Va en silla de ruedas y su hija, una mujer grande y de pelo corto, la pasea todas las mañanas y habla con ella con infinita dulzura; a veces la deja un rato aparcada en en el kiosko de la Once o en el estanco, mientras hace algún un recado al lado. La gente se acerca a saludar y hacerle cariños a la vieja: piropos, abrazos, caricias, alegría. No se trata de carantoñas como las que se dedican a los niños o a los perros, es como si la conocieran y de verdad mereciera tanta ternura. No sé si ella se entera ni qué ha hecho esa mujer para que la tengan tanta devoción, pero hoy, cuando me las he encontrado esperando el semáforo para cruzar, sin darme cuenta le he puesto la sonrisa más grande del mundo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Verbena de la Paloma 2

Varias señoras vestidas de chulapas atienden en la barra que ha montado en la asociación castiza "el Orgullo de Madrid".Dejan de trabajar un rato para escuchar con devoción la salve a la Virgen de la Paloma. Hace mucho calor, hay bastante gente, las mayoría son muy mayores, pero la más joven (de unos 50), cuando parece que nadie la ve, se echa un hielo en canalillo para refrescarse de forma casi sacrílega.

martes, 16 de agosto de 2011

Verbena de la Paloma I

En la Verbena de la Paloma, la orquesta toca éxitos de ayer, hoy y siempre. Hay una pareja de unos 40 años. Ella está de lo más animada y quiere bailar. Se pone frente a él a menearse con alegría pero él pone un gesto casi malhumorado, taciturno, de no estoy para tonterías. Ella hace un giro alegre y despreocupado, sin separarse de él, que discretamente la mira de reojo orgulloso y hasta lascivo.

sábado, 30 de julio de 2011

Un señor en la carnicería del Rotterdam

Ilustración de Olga de Dios

Es un señor muy mayor contándole batallitas al carnicero del supermercado Rotterdam. Es flaco y arrugado, tiene la piel caída y ajada, tan curtida que parece quemada. Habla de lo que era trabajar en el campo. Tan duro, tan duro, que él conocía a uno en su pueblo que no se podía peinar solo, por los músculos en los brazos. El hombre tenía hiper desarrollados los bíceps y no alcanzaba a su propia cabeza. Por las mañanas, antes de ir a trabajar, iban su madre o su hermana a peinarle. Y lo mismo por las noches, si salía a algún sitio. El resto del cuerpo era normal, decía, pero los brazos los tenía como troncos de recoger y cargar.