En la Verbena de la Paloma, la orquesta toca éxitos de ayer, hoy y siempre. Hay una pareja de unos 40 años. Ella está de lo más animada y quiere bailar. Se pone frente a él a menearse con alegría pero él pone un gesto casi malhumorado, taciturno, de no estoy para tonterías. Ella hace un giro alegre y despreocupado, sin separarse de él, que discretamente la mira de reojo orgulloso y hasta lascivo.
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