domingo, 28 de agosto de 2011

Francesco Sabatini

En la plaza de la Independencia hay una campaña de concienciación sobre el síndrome Down. Han instalado en la acera paneles con fotografías de niños y mensajes optimistas. Primeros planos con fondo blanco y textos alegres sobre sus cualidades, el futuro, la familia.
Entre los carteles, aparece una señora con su hijo con síndrome Down. Qué casualidad. El hijo es bastante mayor, nada que ver con los de las fotos. Lleva ropa de adulto pero elegida para que mantenga cierto aire infantil, como de marinero. Enreda con una riñonera que lleva colgada al cuello. Se paran frente a un edificio y la madre le lee en voz alta la placa conmemorativa sobre no se cual arquitecto que nació y creció allí. Los cristales de las fotos les reflejan creando un curioso efecto de Mundo Down, pero ellos no hacen caso, los dejan atrás y siguen con su paseo, a la caza de otra historia.

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