miércoles, 4 de enero de 2012
Clases
En un kiosko en Zahara de los Atunes un niño bastante obeso gasta los 2,75 euros que ha derramado en el mostrador en golosinas varias, "una de cada", dice todo el rato. Su amigo, con un presupuesto de 1,50 que amontona en una torrecita, empieza a pedir entusiasmado, pero cuando aún le quedan 40 céntimos no sabe seguir. Doña Catalina, la señora que les atiende, trata de endosarle un par de Chupachups, "que duran mucho y así está entretenido más rato", pero el niño se decide por un sobre con pinta radiactiva. Le toca el turno al otro amigo, que remolonea lejos del mostrador: "Es que he estado malo y me va a sentar mal", dice. Los otros insisten, ir al parque sin chuches no tiene sentido. Finalmente, despechado y de mala gana, el chaval abre la mano en la que escondía sus 50 céntimos y compra dos regalices extralargos y un Chupachups.
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