miércoles, 1 de febrero de 2012

Ayuda para dejar de fumar

En el Centro de Especialidades de Pontones un hombre mayor pide varias citas para neumología en los mostradores de atención. Lleva un cigarro de esos electrónicos que chupa sin ganas y comienza a hablar con el chico que le atiende:

SEÑOR: Esto del no fumar...A veces me puedo tirar tres o cuatro horas sin acordarme, pero hay veces que me vienen unas ganas que me subo por las paredes.
ADMINISTRATIVO: Es que es muy difícil dejar de fumar. Yo lo dejé una vez, tres meses, pero luego no aguanté y volví.
SEÑOR: Mis hijos también han cogido miedo y lo han dejado. Aunque uno lo dejó una vez cuatro años y luego volvió.
ADMINISTRATIVO: Eso si que tiene delito, porque tres meses... vale, pero después de cuatro años...
SEÑOR: Esta vez no ha vuelto.
ADMINISTRATIVO: Es que después de comer o con una cervecita...
SEÑOR: Ahora con la legislación lo han puesto más fácil.
ADMINISTRATIVO: Ya, pero yo salgo por ahí y, aunque tenga que salir fuera, al final alguno cae.
SEÑOR: Ya, pero es que si te fumas uno...
ADMINISTRATIVO: Si te fumas uno, te fumas cien.
SEÑOR: Hombre...
ADMINISTRATIVO: Es que es adicitivo, eso lo sabemos, es una sustancia adictiva, por eso es tan difícil dejarlo y nadie lo consigue a la primera.
SEÑOR: La verdad es que es difícil, sí.
ADMINISTRATIVO: Claro, porque apetece, porque no se le olvida.
SEÑOR: No, no se me olvida.
ADMISTRATIVO: Cómo se le va a olvidar, es normal.

Y el señor se va de allí dando mordiscos al cigarrillo de mentira.

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